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La mentalidad del consultor independiente

mentalidad del consultor independiente

El crecimiento no solo se alcanza dominando habilidades técnicas, sino también adoptando la mentalidad del consultor independiente. 

En este artículo, exploramos los doce principios fundamentales que conforman la perspectiva de un profesional que progresa. 

Estos principios no solo ofrecen un marco para el desarrollo profesional.

Sino que también fomentan una perspectiva orientada hacia la acción, el aprendizaje continuo y la resolución efectiva de problemas.

A través de la comprensión y la aplicación de estos principios, los consultores independientes pueden fortalecer su capacidad para:

Agregar valor a sus clientes, enfrentar obstáculos con determinación y cultivar un crecimiento constante en su práctica profesional.

Conoce cada uno de los principios. 

La mentalidad del consultor independiente

 

Veamos cada una de los principios. 

1. El mundo necesita lo que tengo para ofrecer
 

Es importante que aceptemos que a lo largo de los años de experiencia hemos podido adquirir un conocimiento valioso para el mercado.

Hemos podido desarrollar proyectos, ocupar posiciones, afrontar desafíos, lograr objetivos que son valiosos para el mercado.

De hecho, muy probablemente en este preciso instante lo está necesitando para poder lograr sus objetivos.

Es vital que podamos reconocer este principio porque es este punto el que nos permite salir al mercado con confianza en nuestras capacidades.

Pero, sobre todo, recordando que estamos iniciando un camino que nos va a permitir ayudar a muchas personas y empresas allá afuera.

2. Ya estoy listo(a), este es el momento 
 

Con frecuencia nos preguntamos cuándo va a ser el momento en el que voy a estar preparado(a) para poder dar el paso.

Pensamos en los conocimientos que no tenemos, en las experiencias que aún no hemos obtenido y en los cursos que no hemos estudiado.

Pero, la verdad es que nuestra trayectoria nos ha demostrado que hay conocimiento con el que ya contamos en este momento.

Si bien no vamos a dejar de aprender, al día de hoy ya existen habilidades que podemos aplicar para ayudar.

Podemos guiar a otras personas y empresas que se encuentran en posiciones en las que nosotros estábamos años atrás.

Tenemos la capacidad para ayudarles a acelerar esa curva de aprendizaje.

De modo que no tengan que pasar por todo lo que nosotros hemos pasado para poder aprender lo que nosotros ya hemos aprendido.

3. Dar consultoría es ayudar a los demás 
 

Parte importante de la consultoría es reconocer que nosotros estamos aportando valor en los demás.

Que cuando damos una asesoría, estamos ayudándoles a resolver problemas relevantes para ellos o para ellas.

Estamos ayudándoles a lograr sus objetivos y de hecho, algo que ayuda es poder entender que:

El costo del problema que hoy día ellos están viviendo ya es mayor al precio que eventualmente van a pagar por nuestros servicios.

Por ejemplo, si un equipo de ventas no está teniendo un buen desempeño y está perdiendo un diez por ciento de las ventas anuales.

Nosotros vamos a fortalecer estas habilidades para cerrar esa brecha, y no le vamos a cobrar el diez por ciento de ese incremento anual.

Probablemente cuando hagamos el comparativo del precio con ese potencial, no representa siquiera el uno o dos o tres por ciento.

Cuando nos damos cuenta que el valor que agregamos es mucho mayor que el precio que cobramos, entendemos algo importante.

Que la consultoría es ayudar y es un ganar-ganar.

4. Primero consigo el problema, luego lo resuelvo 
 

En el mundo corporativo es natural preocuparnos por problemas que todavía no tenemos al frente, porque debemos prever.

Sin embargo, cuando emprendemos como consultores, si pensamos en todos los problemas que vamos a tener a futuro, no empezaríamos.

Por ejemplo, cuando estamos dando nuestros primeros pasos podemos preguntarnos:

¿Y qué pasa si me pide factura?, ¿qué pasa si me pide para pagar por internet?, ¿qué pasa si me pide un contrato?

Si pensamos en todos estos problemas futuros, nos vamos a paralizar.

Por esa razón es importante que nos preocupemos por aquello que tenemos frente a nosotros.

Con la confianza que, conforme surjan desafíos, los iremos resolviendo, paso a paso.

5. Soy un consultor de negocios 
 

Somos consultores de negocios antes que consultores especializados en nuestro campo de conocimiento.

Por ejemplo, si un profesional es especialista en tecnología, es tentador creer que solamente puede dar consultoría en tecnología.

Sin embargo, en su experiencia profesional, en el mundo corporativo, ha podido conocer mucho más que el aspecto tecnológico.

Ha podido conocer habilidades de gestión y ha podido conocer cómo funcionan los procesos de una empresa.

Entonces, si va a dar consultoría a una empresa pequeña, es probable que pueda brindar soporte al dueño en diversas áreas de su negocio. 

Probablemente este profesional tenga que asesorar en definir cuál es la tecnología que tiene que utilizar.

Y es más, probablemente, antes de usar tecnología, lo que tiene que hacer es ordenar procesos y tal vez para ordenar procesos.

Lo primero que tiene que hacer es definir el norte de esa empresa.

Y si la empresa todavía no tiene ese plan, claro, ahí podemos ver cómo nosotros podemos dar una consultoría integral.

Por esa razón es importante aceptar que:

Si bien a las a las empresas más grandes, vamos a darle consultoría funcional, en nuestro campo específico de conocimiento.

Conforme atendemos a empresas más pequeñas, nuestro rol va a ser mucho más amplio y va a ser consultor de negocios.

Y de hecho, si asesoramos a un emprendedor, muy probablemente, seamos consultores en desarrollo personal.

Porque tal vez es emprendedor o emprendedora, todavía no tiene claro lo que quiere conseguir en su vida.

La motivación de por qué ha emprendido y establecer ese punto va a ser vital para luego poder establecer la estrategia de negocio.

6. Si no sé algo, lo puedo aprender
 

Si bien en el camino nos encontremos con desafíos que no hemos afrontado anteriormente, tenemos la capacidad para afrontarlos.

Tenemos el conocimiento y sobre todo, tenemos el criterio para poder aplicar nuestro expertise a esa situación específica.

Y si hay algo que no puedo hacer en este momento es simplemente porque no lo sé.

Y si no lo sé, lo puedo aprender.

Cuando asimilamos este concepto, nos sentimos mucho más confiados(as) para poder abordar nuevos desafíos.

7. Todos(as) son potenciales clientes
 

Cuando comenzamos no tenemos un segmento específico al cual atender.

Tampoco tenemos un servicio, un servicio específico que brindar.

En realidad, podemos ayudar a las diversas personas o empresas que nos rodean en múltiples desafíos que están afrontando.

Lo importante es poder conocerlos, entender sus objetivos y definir un plan a través del cual podemos aportarles valor.

Y, como cualquier persona o empresa puede ser un potencial cliente es importante que nos relacionemos con todos.

Que tengamos un interés en ellos, que tratemos de conocer más sobre ellos, que interactuemos, que conversemos.

Que nos reunamos para poder identificar oportunidades de agregarles valor y ayudarles en su camino.

8. Correr riesgos es vital
 

Una forma práctica de ver el correr riesgos es actuar pese a las tres “I’s”.

Pese a la incomodidad, pese a la inseguridad y pese a la incertidumbre.

  • La incomodidad significa no tener ganas de hacer algo, pero hacerlo igual.
  • La inseguridad significa tener nervios o tener miedo y hacerlo igual.
  • La incertidumbre significa no saber si va a funcionar, pero hacerlo igual.

Hacerlo porque sabemos que nos va a ayudar a lograr nuestros objetivos.

Por ello, cuando no estamos pudiendo hacer algo,  debemos preguntarnos qué es aquello que realmente estoy postergando.

Con frecuencia notaremos que no estamos postergando una acción, que en realidad estamos postergando una emoción.

Y esa emoción es el temor.

En esos momentos tomar acción, pese a ese temor, significa correr riesgos.

Significa tener el coraje de correr riesgos y eso es vital para poder crecer.

9. Busco los obstáculos
 

Con frecuencia, cuando nos planteamos un objetivo tenemos miedo a encontrarnos con obstáculos.

Pero, en realidad, cuando tomamos una acción, el objetivo principal es poder encontrarnos con los obstáculos.

Pese a tener un plan, es probable que no puedas identificarlos anticipadamente.

Por esa razón es clave tomar acción para que el obstáculo se muestre, para que se evidencie.

De esta manera, cuando te topes con un obstáculo, estás progresando, porque ya puedes empezar a gestionarlo.

10. El objetivo es la acción
 

El consultor de éxito piensa en probabilidades, pues sabe que el resultado no está en su control.

Sabe que sí puede hacer cosas para elevar las probabilidades de lograr lo que desea.

Por supuesto, también reconoce que pese a hacer su mejor esfuerzo, pude ser que el resultado no le sea favorable.

El consultor no trata de predecir el futuro porque sabe que lo crea con cada una de sus acciones.

Día a día y con cada acción que realiza, aparece nueva información, alguna información favorable y otra información desfavorable.

Y toma ambos tipos de información para poder definir lo más importante cada día, que es cuál va a ser mi siguiente paso.

11. Aprendo de lo que hago
 

El consultor toma acción, pero también analiza lo que ocurre.

Observa, nota, aprecia, no juzga, no critica, identifica lo que sucede y se da cuenta de lo que funciona y lo que no.

Sabe, por ejemplo, que cuando hace A y B suele suceder C y D. Y a partir de ahí,  forma su siguiente paso.

12. El progreso es más importante que el resultado
 

No se compara con lo que hubiera sido o con lo que le hubiera gustado que sea, se mide en base al progreso.

Se mide en relación a lo que ya ha avanzado porque sabe que la meta no es terminar.

Sabe que cada día hay cosas que sí salieron bien. Hay cosas en las que sí pudo progresar.

Por esa razón, al final del día no piensa en todo lo que le faltó hacer. Piensa en las victorias.

Específicamente, piensa en los logros en los pequeños, medianos o grandes logros, identifica el progreso que ha tenido.

Y, en base a eso, se plantea una acción para el día siguiente.

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